sábado, 18 de febrero de 2012

Capitulo 10.

No se quien de las dos lloro mas. Si yo, o Cristina. Pero ahora, sus castaños ojos aguados, ya quedaban muy lejos de donde me encontraba. Ahora sus abrazos y sus palabras de consuelo solo eran un efímero recuerdo. Ahora, frente a mí, solo tenía un precioso paisaje de matorrales y altísimos arboles. Subí el volumen de mi Ipod para ver si conseguía desconectar de una vez de todo y de todos. El ambiente en el taxi era tenso, se notaba a leguas que a Alice no le hacia ninguna gracia estar sentada a mi lado. Y Valerie ya hacia media hora que se había quedado dormida. El viaje en helicóptero no había sido muy largo, pero si cansado. Perfectamente podríamos haber ido en coche, pero Richard y mi madre creían que no debíamos soportar las mas de 10 horas que duraba, así que habíamos ido en helicóptero. Nos había dejado a las afueras de un pueblo costero, allí un taxi negro y enorme nos esperaba.
A lo lejos vi un gran edificio amurallado, semejante a un castillo medieval. Sonreí, era ralamente bonito. Enseguida supe que aquel castillo era mi destino. Lo intuía.
-          Ese es el Buchiller, señorita, ya casi hemos llegado- me sonrió el simpático taxista. Habíamos estado hablando bastante rato al comienzo del trayecto, antes de que Alice mostrara su desprecio por nuestras conversaciones.
Alice dejo a un lado la revista que estaba leyendo y meció delicadamente el hombro de su gemela. Valerie murmuró algo ininteligible y abrió sus grandes ojos. Bostezó y sonrió al ver la magnifica e imponente fortaleza.
-          Ya lo echaba de menos- murmuró Valerie.
-          Y yo, hermana, y yo- Alice sonrió.
Me quedé perpleja. ¿Cómo podían echar de menos estudiar? ¿Estar lejos de casa?
Había miles de coches negros aparcados frente al Buchiller. Hombrecitos canijos y calvos sacaban maletas y maletas de los maleteros con una rapidez asombrosa. Las gárgolas que adornaban los altos techos parecían jactarse de todos ellos. Bajé del coche, desconecté mi Ipod y respiré el reconfortante aire de la montaña. Una chica rubia se abalanzó sobre Alice y la abrazó. Luego acogió entre sus flacuchos brazos a Valerie.
-          ¡Como os he echado de menos, chicas!- la chica sonrió a ambas.
Llevaba puesto unos pantalones cortos a cuadros y una chaquetita de punto marrón. Sus ojos azules eran como el cielo.
-          ¡Y yo a ti, Cinthia! ¡Mira, esta es nuestra nueva hermana, Lisbeth!- Valerie parecía mas contenta que nunca.
-          Hola, yo soy Cinthia- la muchacha pelirroja me abrazó- perdón por abrazarte tan de sorpresa, pero yo paso de dar dos besos como la gente normal. Es taaaaan poco original- me guiñó un ojo.
-          Ay, Cin, nunca cambiaras- Alice la miró con admiración.
-          Eso nunca- dijo Cinthia- venga, vamos, los chicos nuevos ¡son guapísimos!
En pocas palabras se podría decir que Cinthia nos arrastró a dentro del internado.           
El altísimo techo del recibidor en forma de cúpula, sus amplias paredes de madera oscura y los tapices que adornaban estas, las lámparas de arañas y las alfombras persas, me embriagaron en cuanto entré. Todo parecía haberse congelado en el tiempo. Espere ver bajar a damiselas con largos vestidos y caballeros con armaduras por la gran escalera que, tras unos peldaños, se dividía en dos. Pero no, solo había chicos y chicas abrazándose y riéndose, y alguno que otro mirando despistado el panel con el panol del Buchiller que había colgado junto al corcho de notificaciones.
-          ¡Oh, es realmente precioso!- susurré.
-          Sabía que te gustaría- me susurró una voz masculina.
De pronto me giré. Daniel se colocó de un salto a mi lado. Lo miré un poco extrañada. ¿Cuándo había aparecido allí? Busque a Valerie y Alice pero ya no estaban junto a mí. Se encontraban junto a Cinthia y dos chicos mirando por una de las grandísimas ventanas. ¿Tan embelesada me había quedado que tan siquiera me había dado cuenta? Aquel lugar tenía un aura… em… mágica… y hacia que perdiera la noción del tiempo.
Volví en mi y como en un acto reflejo forcé una sonrisa. Después de nuestra conversación acerca de Jack, no había vuelto a hablar con Daniel.
Sin embargó él, como siempre, tenía dibujado en su bronceado rostro una de sus deslumbrantes sonrisas, y me miraba cariñosamente. Parecía que había olvidado por completo nuestras diferencias. Sí él no hacia mención a lo ocurrido, yo no lo haría. No quería discutir con Daniel, y menos aun, no conociendo a nadie mas en el Buchiller.
-          No te preocupes, el primer día, Alice y Valerie están revolucionadas- las miró con una sonrisa- no se habrán dado ni cuenta de que no estas con ellas.
Me encogí de hombros.
Un timbre sonó rutilante e hizo dar un brinco a mas de uno.
-          Venga vamos.
-          ¿A donde?
-          Al teatro.
Fruncí el entrecejo extrañada. Todos los alumnos se dirigían en manadas, cual ovejas, hacia una puerta. Me sorprendí al ver que no armaban mucho jaleo, ni pegaban botes ni empujones, ni gritaban. Aquel instituto no era normal. En el que yo iba eso no se veía ni en sueños. ¡Si hasta entraron ordenadamente en aquella sala!
Cuando me llegó el turno y entré me quedé con la boca abierta. Frente a mi se hallaba muchísimas hileras de butacas de color rojo, con un pasillo en el centro, que dejaba paso a un  enorme y espacioso escenario con el telón apartado. Era un escenario victoriano, como el que había podido apreciar en Viena, durante un viaje de fin de curso. Los frescos eran realmente impresionantes y los querubines regordetes, bañados en dorado, tocaban diversos instrumentos, sobre un fondo color perla.
Daniel me cogió de la mano y me guio hasta un par de butacas vacías. Me senté y sin querer rocé la mano de la chica que había a mi lado.
La criada pasó el peine de plata varias veces y desenredó los mechones. Comenzó a hacer una trenza en la larga melena de ella.
-          ¡Por fin a llegado la hora, señorita! ¡Es mañana!- la criada no pudo ocultar la sonrisa.
La muchacha hizo una mueca.  Aquella criada de cabello pelirrojo y nariz respingona, había sido como una hermana para ella. Se habían criado juntas y había sido su confidente, pero nunca le había contado nada acerca de Henry. Sabía que nunca lo aprobaría y además, Henry era suyo y le gustaba que fuera su secreto. Era lo único que había podido elegir en su vida.
-          ¡Oh, vamos! Te casas, amiga, ¡Te casas!- la criada ató la trenza- yo en tu lugar estaría que no cabria de gozo.
-          No es para tanto, solo es un simple trámite, Martha.
-          ¿Un simple trámite? No digas bobadas, te casas con el mismísimo Charles. ¡Cualquiera vendería su alma al diablo por ser tu!
-          ¡Yo la vendería por no ser yo!- gritó mientras se levantaba de golpe y tiraba todos los frascos que había sobre el tocador al suelo.
La muchacha comenzó a llorar. Martha la abrazó.
-          No le amo, Martha, yo… yo… yo estoy enamorada de Henry, quiero estar con él. Y no es solo un capricho, es mas que eso, Martha, ¡le necesito para vivir! Sin él siento… siento… ¡siento morir!- sollozó la muchacha.
-          Lo se, señorita.
-          ¿Qué? ¿Lo sabes?
La muchacha se separó un poco y miró directamente a los ojos de su doncella,
-          Te conozco desde que usabas pañales, ¿crees que no me he fijado en como miras a Henry?
-          ¿Qué puedo hacer? No puedo casarme con Charles.
-          Huye. Vete con Henry. Lejos de aquí.
-          No puedo… no puedo…
-          Claro que puedes.
La muchacha sonrió.
Sobre el escenario había una mujer con traje de un azul celeste. Llevaba un moño alto  muy repeinado y casi no había pizcas de arrugas en su fino y delgado rostro. No oía bien lo que decía, frente al estrado por el micrófono, ya que los oídos me pitaban y la cabeza me dolía horrores.
-           El mismo rollo de siempre- me susurró la chica pelirroja que estaba a mi lado.
-          ¿Llevas mucho aquí?
Nuestras miradas se cruzaron de soslayo.
-          Desde que tengo memoria- la muchacha sonrió para sus adentros- es como una segunda casa.
La señora del gran moño seguía con su cantinela, alcancé a descifrar palabras de bienvenida y cosas del estilo.
-          Me llamo Elisabetta, pero me dicen Lis o Lisbeth- sonreí a la muchacha.
-          Yo soy Martha- la muchacha me sonrió. En el escenario la mujer comenzó a bajar las escaleras y todos rompieron en aplausos- Venga, vamos, la presentación ya ha acabado.
Asentí, un poco desorientada. Martha. Ese nombre, esa melena rizada pelirroja, esos ojos de un intenso azul mar, revoloteaban por mi mente. Tenía la sensación de que ya conocía a esa chica, pero puedo asegurar que jamás la había visto en mi vida.
-          Lo siento, Daniel, te la robo- dijo Martha, dirigiéndose a mi hermanastro- no me puedo resistir a enseñarle ‘L’Alborada’.
-          Esta bien, Martha, pero me la cuidas eh- Daniel le guiñó un ojo- nos vemos luego.
Los alumnos habían empezado a salir por las puertas y nosotros no fuimos menos. En un visto y no visto nos encontramos en el jardín. Era de un intenso color verde, tanto, que parecía coloreado por el Paint.
-          ¿Eres italiana? No conozco a muchas Elisabettas por aquí, es mas, creo que eres la única- me preguntó Martha.
-          Sí, de Florencia.
-          ¡Oh! Es una ciudad preciosa.
-          Sí, si que  lo es- una sonrisa de orgullo por mi ciudad natal se dibujó en mi rostro.
Había muy poca gente en aquel enorme jardín, cosa que me sorprendió ya que hacia un tiempo magnifico y las vistas eran hermosas.
-          ¿Qué es L’Alborada?- pregunté.
-          Em… es como… esto.. ya lo veras- rió la pelirroja.
Llegamos a un arroyo. Las aguas abrazaban las rocas con ímpetu otorgando a la escena un bonito sonido. Pasamos por un puente que desviaba a un manantial.
-          ¿Una.. una.. una cascada? ¿Cómo es posible?- tartamudee.
-          Es genial ¿no crees?
Asentí con la boca abierta por la impresión.
Mis ojos se abrieron aun mas si cabía cuando me di cuenta que el puentecillo pasaba por el manantial y seguí por dentro de las cascada. Llegamos justo frente a la cascada, me pare. Aquello era asombroso. Observé como el agua caia sin preocupación alguna, como el arcoíris se reflejaba en sus cristalinas aguas.
-          Venga, vamos.
Martha me cogió de la mano y me arrastró dentro de la cascada. Para mi sorpresa ni una gota de agua calló sobre mí.
Mis labios dibujaron una “O” perfecta al contemplar lo que tenía antes mis ojos, del mismo color que las paredes, formadas por la cascada. Era amplio y arredondeado. Había sillones, televisiones, videoconsolas… y unas escaleras que subían a otra parte, cosa que me extrañó, pues no había techo sobre nosotras. Era alucinante.
-          ¡Guau! ¡¿Y esto?! ¿Pero como…?- tartamudee.
-          Magia, Lis, magia- me sonrió Martha- venga ven, te voy a presentar  a unos amigos.
Asentí sin poder apartar la vista de las paredes y del cielo, parecía que la cascada te iba a engullir, que sus frías aguas te iban a abrazar, pero no, nada de eso pasó.
Nos acercamos a un grupito de gente que jugaba al “Uno”.
-          ¡Uno!- gritó una chica morena con el pelo muy corto.
-          Mierda, Greta, siempre igual- maldijo un chico rechoncho.
-          Estoy empezando a pensar que haces trampas- añadió un chico pecoso mientras tiraba una carta.
-          Sabes que eso no es cierto, Francis.
Estaban sentados en circulo, sobre una alfombra de blanca que parecía realmente suave. Me entraron ganas de acariciarla. Los peluches siempre habían sido mi debilidad.
-          ¡Hola, chicos! ¿otra vez perdiendo contra Greta?- saludó Martha.
-          Sí, tía, es imposible ganarle- se quejó una chica rubia que llevaba dos trenzas. Tiró las cartas sobre el suelo- yo dimito.
-          Oh, vamos, Wendy…
-          ¿Quién es tu amiga, Martha?- preguntó el pecoso.
-          Se llama Lis, es nueva- desvió la vista de mí hacia el grupito de amigos- ellos son Greta, Wendy, Francis y Logan.
-          Hola- dije con cierta timidez. Conocer gente nueva no me suponía ningún problema pero siempre me daban punzadas tímidas.
-          Hola, ¿quieres jugar?- dijo la morena, o sea, Greta.
-          Te advierto de que no lo agas- dijo Francis, el pecoso y rubio de ojos verdes.
Greta puso los ojos en blanco.
-          Luego si eso, chicos, que voy a enseñarle el Cielo- dijo Martha.
-          Vale, vuelve cuando quieras, Lis- me sonrió Wendy con sus pequeños y finos labios.
Asentí y de nuevo me vi arrastrada por Martha. Subimos aquellas escaleras que conducían a la nada.
-          ¿Adónde lleva esto?
-          Al cielo.
La miré extrañada.
-          ¡Oh, Lisbeth! Que impaciente eres, ya lo veras- rió Martha.
-          Vale, vale.
Casi unos 100 peldaños arriba por fin avisté un sol cegador.
-          ¿Falta mucho?- jadee.
-          Ya estamos, son solo 70 escalones, vaga.
¿70? Yo juraría que eran mas de 100… ¿me estaría volviendo una vaga? A mi siempre me había gustado hacer deporte, vale, no me apasionaba (si descartamos la natación) pero tampoco me desagradaba ni me quedaba todo el día con el culo en el sofá chateando.
-          Ya estamos…- susurró Martha.
Estábamos.. Estábamos… ¡Flotando! Poco mas y me da un infarto. El suelo era esponjoso… eran nubes. ¡Nubes! Alrededor caían cortinas y cortinas de agua, pero esta de un profundo color azul. Y en el techo… ¡una lluvia de estrellas! Oh-Dios-Mío. Aquello, aquello, aquello era ¡lo mas bonito que había visto nunca! Me quede sin hablar. Martha susurró algo como: “ahora vengo” o “enseguida subo” y deje de sentir otra presencia a mi lado. Aquel lugar me había eclipsado. No era muy grande pero eso me daba igual, era perfecto. Me acerqué con paso titubeante hacia una pared de agua. Tenía la sensación de que de pronto me caería, pues no notaba nada bajo mis pies, solo un agradable cosquilleo. Alcé la mano, dispuesta a rozar con la yema de mis dedos el agua. La acerque poco a poco, temerosa. El agua rebotó contra mi dedo y me salpicó. Metí los dedos un poco más, dispuesta a meter el brazo entero, el cuerpo incluso. Quería saber que había detrás de esas paredes hechas de cascada.
-          ¡No, Lisbeth, no!

5 comentarios:

  1. Me encanta,como siempre es genial.Como mola lo del cielo,es genial esperare el siguiente como siempre.Me encanta la historia es fabulosa un beso quiero el siguiente;D

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  2. vayaaaaa que bontiooo :OO sigueeee escribiendooo k me dejaas con intrigaaa k le pasara... jajjaja 1 besoo!!

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  3. guauuu!! cada veez te superas mas, estaba impaciente por leerlo!! me encanta el lugaar!
    tengo ganas de saber que pasaaa!!
    un besoo! :)

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  4. Me alegro tanto de que os guste(: El siguiente no tardare nada en subirlo, este tarde porque no tube tiempo de escribirlo:S
    Graciias por leerme(L)'
    Besos♥

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  5. Mee encantaa!!estaa ya de los nervios porq no subias el capi 10,y cuando lo he visto...SIMPLEMENTE GENIAL!!

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