lunes, 7 de mayo de 2012

Capitulo 20.


Estaba completamente perdida. No sabía donde había ido a parar siguiendo a Jack. Intenté encontrar de nuevo la pared de madera, pero no tuve suerte. Solo había paredes de piedras y arenas. Oí unos jadeos. El corazón se me aceleró con la esperanza de que Jack estuviera cerca. Cuando una masa chocó contra mi cuerpo, haciéndome caer sobre el terroso suelo, me di cuenta de que no se trataba de Jack. Alcé la vista y me crucé con sus ojos azules. Pero rápidamente el llamativo color rojo amarronado que había sobre su blanca camiseta de algodón llamó mi atención. Tardé un poco en darme cuenta de que era sangre. Sangre que salía de una herida en su costado.
-          ¡Dereck! ¿Qué ha pasado?
-          Ya te lo explicaré, corre, hay que salir de aquí- dijo, cogiéndome de mi mano y comenzando a correr. Arrastrándome tras él- Mas rápido, Lisbeth., ¡Corre!
Varias veces estuve apunto de tropezar y caerme pero Dereck me sujetaba con firmeza. No veía nada. No sabía adonde me llevaba. Unos minutos después se detuvo, toqueteó algo en una pared y comenzó a crujir la gran piedra que teníamos ante nosotros. Se abrió con gran lentitud, dejando ver tras ella un par de arboles y las gotas de lluvia cayendo sobre ellos. En cuanto se abrió lo suficiente para poder pasar, Dereck me arrastró al exterior sin esperar a que se abriera por completo. La lluvia comenzó a caer sobre mi cabello, mis hombros y mis piernas desnudas. Removí los dedos sobre la hierba mojada y entonces un recuerdo cruzó mi mente.
Era yo, con cuatro años y mis dos trenzas con flores enredadas en ellas. Mi padre no paraba de reir y señalar un lugar tras otro.
-          ¡Ahí, mi niña! ¡Ahí!
Entonces yo desaparecí…
El recuerdo se fue difuminando rápidamente y acabó por desaparecer. Me comenzó a arder el cuello. Jamás había sentido tal presión en el cuello. Esto eran recuerdos. No esas visiones que me provocaban tanto dolor de cabeza, y que desde que llegué al Buchiller habían desaparecido.
-          ¡Ah!- grité. El dolor era muy agudo.
La cara de Dereck se desencajó al parar la vista en mi cuello. Baje la vista y vi como tenía una mancha oscura en forma de hadita en el cuello, en el lugar donde antes había estado el colgante. Me lo toqué con cuidado. Estaba ardiendo. Dereck me miraba atónito, pero no pronunciaba palabra alguna.
-          ¿Qué pasa? ¿Por qué arde?- pregunté, frotándome la herida.
-          Es un.. encantamiento.
-          ¿Qué?
-          Déjalo, ven, vamos a curarlo.
Enlazó su mano con la mía y desaparecimos. Sentí unas cosquillitas en el estomago, como las que sientes cuando estas en la cima de una montaña rusa y sabes que en cualquier momento vas a caer en picado. En un visto y no visto, me encontraba junto al arroyo, solté la mano de Dereck y le miré extrañada.
-          ¿Cómo has hecho eso?
-          Se me da bien transportar gente- dijo mientras se encogía de hombros.
Se acercó a unos matorrales con grandes hojas verdes, cogió dos y se sentó de rodillas, a mi lado. Las dejó sobre el suelo terroso, y comenzó a machacar una con una piedra puntiaguda. La hoja fue desapareciendo, dejado ver una masa homogénea y pastosa de un color verde amarillento. Cuando estuvo bien machacada y ya casi no había ni rastro de la hoja, aplicó un poco de esa pasta en la otra hoja y la presionó contra mi cuello, donde tenía la marca del collar. Escocía, y mucho. Pero al medio minuto, era alivioso y calmante. Quitó la hoja, limpió los restos de la pasta con la manga de su camiseta de algodón y me miró extrañado. Bajé la vista: la marca había desaparecido.
-          ¿Quién te dio el collar, Lis?
-          Fue un regalo de Gregorio…- dije, mordiéndome el labio.
Dereck frunció la boca y me miró lastimero. Me removí un poco, y le propiné un codazo sin querer. El se quejó, arrugó el rostro, y se llevó la mano a las costillas izquierdas. Entonces bajé la vista y caí en la gran mancha roja que tenía en el costado.
-          ¡Oh, Dereck! ¡Ven, tenemos que ir a la enfermería!
-          Soy brujo, no necesito ir a la enfermería, Lis- dijo con una sonrisa, intentado ocultar el dolor que sentía.
-          Pues cúratelo, tiene muy mala pinta.
Dereck hizo una mueca. Se puso de nuevo en pie, al hacerlo se tambaleo. Le sujete con fuerza por la cintura, cuidadosa de no tocar la herida, de la cual seguía saliendo sangre. Una gotitas mancharon su pantalón de pijama azul claro, con rayas verticales finas y blancas.
-          No tengo fuerzas para teletransportarme- le costaba horrores hablar- así que tendrás que hacerlo tu. No creo que pueda llegar hasta mi cuarto si no es así, y allí tengo lo necesario para curarme la herida…
Tragué saliva. Yo no era capaz de teletransportarme mas de cinco metros. Bff… Tenía que hacer algo o si no Dereck se desangraría allí mismo, entre mis brazos. Saqué el móvil del bolsillo, esperanzada, pero en cuanto vi que no se encendía caí en la cuenta de que hacía ya un rato que estaba sin batería. Maldije por lo bajo por haber malgastado la batería con la linterna. Oí un grito. Seguido de un aullido. ¿Lobos? ¿Había lobos en el bosque? No, eso no era posible. Otro grito. Y otro.
¿Qué estaba pasando?
-          Dereck, quédate aquí, ahora vengo- dije, sin demasiada convicción.
-          No, es peligroso.
-          ¿Hay lobos?
-          No, pero..
-          Entonces no pasa nada, recuerda que soy una bruja- le guiñé un ojo y lo dejé con delicadeza recostado contra el tronco de un olmo.
Me abroché la cremallera de la chaqueta y arrugué la nariz, si llevará un pijama compuesto por short y camiseta, como de costumbre, la gasa del voluminoso camisón no se engancharía cada dos por tres en ramas sueltas. Seguí adentrándome en el bosque, hacia donde me parecía que provenían los gritos. Oía una fuerte respiración de animal, un poco jadeante. Pero Dereck me había asegurado que no había lobos así que… Choqué contra algo peludo y pegué un grito. Otro grito se unió al mío. Abrí los ojos y me crucé con la aviesa mirada de Martha. Estaba envuelta en una manta de terciopelo negra y llevaba el pelirrojo cabello alborotado.
-          ¡Por Dios, Lisbeth! ¡Que susto me has dado!- dijo Martha, suspirando aliviada- ¿Qué haces aquí?
Ya me estaba empezando a cansar de que todos me hicieran la misma pregunta.
-          No… no podía dormir- mentí- ¿y tu?
-          He ido a esconder las botellas de vodka, JB, whisky, cervezas y demás, para la fiesta del Viernes- dijo, despreocupadamente. Como si esconder bebidas alcohólicas en mitad de una noche de tormenta fuera lo mas normal del mundo.
-          ¿A estas horas? ¿Y con este tiempo?
-          No esperaras que lo haga en pleno día, con la señora Cornelia por ahí rodando ¿verdad?- Martha puso los ojos en blanco- Además, acaba de escampar.
Alcé la mirada al oscuro cielo decorado por la espumosidad de miles y miles de nubes mas negras aún. Una gota golpeó mi mejilla. Pronto volvería a llover.
-          ¿Y esos gritos? ¿Has sido tu?
-          ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio?- rió Martha- Ha sido Paloma que se ha resbalado con un charco, y bueno, para ella ir impoluta es lo mas importante.
No se porqué, pero los argumentos de Martha no me convencieron lo mas mínimo. Iba a preguntarle por el aullido pero entonces me acordé de Dereck.
-          Bueno, vale, pero, escucha, Dereck esta herido, tienes que ayudarme a teletransportarlo hasta su habitación.
-          ¿Dereck? ¿Herido?- dijo alteradamente Martha- Llévame hasta él, rápido.

* * *

Cuando salí de la habitación de Dereck todo el internado parecía haberse levantado a pesar de que el sol aún no se había puesto del todo. Los alumnos rondaban cual fantasmas por los pasillos, casi todos ellos en pijama y con ligeras ojeras. Un grupo de chicas estaba llorando y se abrazaban entre ellas. No le di importancia, seguramente a una le habría dejado el novio y a la otra se le habrían quedado pequeños los tacones para el baile en honor a la directora. Giré a la derecha y, a lo lejos, divisé la alta y complexa figura de mi hermanastro. Estaba hablando con Jack. Este hecho me sorprendió mucho mas que el que, un domingo en plena mañana, la mayoría de residentes del internado estuviera dando vueltas por los pasillos. Entonces supe que algo iba mal. Las gotas de lluvia golpeaban con desgana contra los ventanales, mientras el sol se escondía tras unas cuantas nubes. ¿Qué hora era? Mi mirada se cruzó con la de Jack, para mi sorpresa no la apartó. Hizo un gesto con la cabeza, en mi dirección y dijo algo, pero desde donde estaba era incapaz de oír lo que decía. Daniel y Jack se alejaron el uno del otro rígidamente, como si el hecho de estar a pocos metros el uno del otro les enfermara. Con una sonrisa de alivio, mi hermanastro se acercó a mí.
-          Estaba muy preocupado, Elisabetta- dijo, abrazándome- menos mal que estas bien.
-          ¿Qué hora es, Daniel? ¿Por qué están todos despiertos?
Abrió su jugosa boca para contestarme, pero las campanadas del reloj de pared que había en la sala lo interrumpió. Eran las seis de la mañana.
La gran puerta se abrió del golpe, dejando pasar a una acelerada señora Cornelia, en bata y pantuflas, con su larga melena lisa suelta, golpeando contra mas allá de su cintura. La acompañaban dos hombres, uno de tez morena, con el cabello muy corto y unos inquisidores ojos. El otro era bajito y asiático, llevaba el pelo engominado hacia atrás, recogido en una coletilla. Iban vestidos con traje oscuro y corbata. Por un momento me parecieron dos guardaespaldas, pero el hombre asiático, con su escasa estatura y su pequeña complexión raramente lo sería. El moreno, perfectamente podía serlo, era un hombre grandote y alto.
La puerta volvió a abrirse, dejando paso a una mujer joven, de melena negra y ojos gatunos, de un intenso color verde. A su lado estaba Richard.
La señora Cornelia, al oír abrirse de nuevo la puerta, se giró y esperó hasta que la chica y mi padrastro llegaron hasta ella.
-          Richard, Ángela, por fin- susurró la directora.
La extraña comitiva pasó por nuestro lado, y desapareció escaleras abajo.
-          ¿Quiénes eran, Daniel? ¿Qué hace aquí tu padre? ¿Qué esta pasando?
-          Es Greta…- Daniel tragó saliva- ha muerto.
-          ¡¿Qué?!- exclamé, desentornando mis ojos por la impresión.
-          Anoche, en el bosque, durante la tormenta- me aclaró mi hermanastro- ha sido asesinada. Por eso esta aquí el Consejo.
-          A..ase…¿asesinada?- tartamudeé.
Daniel asintió y me acarició el brazo, a modo de consolación.
-          Todo ha sido muy extraño, por eso ha venido el Consejo, Greta no podía morir, estaba en su segunda vida…- la voz de Daniel se fue apagando poco a poco.
-          ¿Fue un animal?- pregunté de repente, recordando el aullido que había oído hacia solo unas horas.
-          En un principió se creyó que si pero ahora no están tan seguros… hubo magia de por medio.
El labio me tembló.
-          A lo mejor Martha sabe algo- dije pensando en voz alta.
-          No creo, no salió en toda la noche de su habitación…
-          ¿Qué?
-          Los únicos que estábamos fuera de nuestras habitaciones éramos tu, Jack, Dereck y yo.
-          Y Paloma. Y Marta- añadí a la lista.
Daniel me miró interrogativo.
-          Vi a Martha en el bosque, me dijo que estaba con Paloma…
-          No puede ser, Paloma estaba conmigo.
“Daniel Van Harse, acuda al despacho de la directora, por favor”, dijo una voz mecánica, proveniente de los altavoces. El mensaje se repitió otras dos veces.
-          No digas a nadie que estuviste en el bosque- me susurró Daniel al oído, me dio un beso en la mejilla y desapareció por el pasillo de la izquierda.
Sin pensármelo dos veces, subí corriendo escaleras arriba, hacia la planta masculina. Tenía que informar a Dereck de lo que estaba pasando, probablemente lo que atacó a Greta también fuera el causante de su herida. Entré sin llamar, estaba demasiado nerviosa como para pensar en el protocolo.
Lo que vi me paró el corazón.

15 comentarios:

  1. Que fueerrteeee! No me puedes dejar con la intriga, hombree!
    me encantaa, parece que este dentro de tu historiaa, jajaja!!
    muchoos besoos, eres genial!

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  2. Bff qe mala. Nos has dejado con la intriga. Me muero x leer el siguiente capitulo...
    Me encanta tu historia, besos

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    1. jajajajaja dentro de poco subire el siguiente asi que la intriga no te durara mucho :)
      Besos♥

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  3. k estres, como me dejas asi?? bueno quiero que sepas que me encanta tu historia y que me parece buenisima un bsazo sigue asi, espero el siguiente cap con entusiasmo O_0

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    1. jajajaja me alegro de que te guste, de verdad, gracias por comentar, que esto me anima a seguir escribiendo mas y mas cada dia^^
      besos♥

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  4. joder tia, ke nervios por saber lo ke ve. me encanta esta historia, es tan emocionante ( y me kedo corta). kiero el siguiente, que si me dejas con la intriga muxo tiempo, seguramente me muera. jajaja

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    1. jajajajaja no te apures que lo subire dentro de poco :)
      gracias por leerme^^
      besos♥

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  5. Dios,me encanta tu historia en serio,como cierras los capítulos,la manera que tienes de escribir..Sin duda te sigo y te seguiré,y seguiré leyendo tu libro,es fantástico :) Muchos besos guapa♥

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  6. oyee!!! sube yaa el siguiente que esta tardando muchoo y quiero saberlo ya!!!!(:

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  7. jajajajaa no he muerto pero estoy hasta arriba de examenes pero os prometo que antes de que termine la semana subo el siguiente :)
    gracias por leerme, de verdad^^

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